Cierto que vuseñoría
— perdóneme si me atrevo —
tiene en el jüicio a veces,
que no en el entendimiento,
mil lúcidos intervalos.
¿Para qué puede ser bueno
haberme dado esperanzas
que en tal estado me han puesto
—pues del peso de mis dichas
caí, como sabe, enfermo
casi un mes en una cama
luego que tratamos desto —,
si, cuando vee que me enfrío,
se abrasa de vivo fuego,
y, cuando vee que me abraso,
se hiela de puro hielo?
— perdóneme si me atrevo —
tiene en el jüicio a veces,
que no en el entendimiento,
mil lúcidos intervalos.
¿Para qué puede ser bueno
haberme dado esperanzas
que en tal estado me han puesto
—pues del peso de mis dichas
caí, como sabe, enfermo
casi un mes en una cama
luego que tratamos desto —,
si, cuando vee que me enfrío,
se abrasa de vivo fuego,
y, cuando vee que me abraso,
se hiela de puro hielo?
El perro del hortelano
- Lope de Vega y Carpio
Los perros no suelen ser vegetarianos
(es decir, que las verduras no suelen estar en su dieta) así que son unos
buenos guardianes para un huerto, no se comerán las verduras y
tampoco dejarán que otros animales se acerquen para comérselas. Por eso
se dice que el perro del hortelano ni come (porque no se las come, las
verduras de su amo se entiende) ni deja comer (porque no deja que otros se las
coman, las verduras naturalmente.
Cuando se acaba de esa
manera a la larga es mejor, porque no tiene vuelta de hoja, sabes ya que nunca
podrás mirarle a la cara, es un poco abrupto, ya lo sé, como la vida, para que
nos vamos a andar con zarandajas. Lo podría haber evitado, al fin y al cabo ha
sido perfectamente inútil, ni siquiera he saldado nada ni me he quedado más a
gusto, en absoluto, solo ha sido un final amargo para estos últimos amargos
días. Es curioso como el amor, sobre todo cuando todavía arde en él la pasión
inaplazable del deseo del otro, cuando manda la carne, un gesto, una frase, una
pizca, pueden hacerle desintegrarse en un instante, como si esa frase o ese
detalle cerraran un interruptor, de un instante al otro hay un casi nada que
abre un abismo. Así ha sido, supongo que mis veintipocos años tuvieron algo que
ver, estamos pues allá por el 84.
Estoy cantando para matar
el aburrimiento y conjurar el silencio, dentro de un coche, no entiendo y
entonces menos de marcas, un coche grande y caro, sin ostentaciones, en el
asiento de atrás sus amigos, Ignacito e Isabelita, la manía idiota de poner
diminutivos a todos los de la pandilla, canto de todo, desde Llach a Dinarama,
los pasajeros corean voluntariosamente, dejamos atrás unos días en Cazorla,
unos días fríos de buena comida, tiene una cocinera excelente, jugando al
billar en el bar, bebiendo, disimulando el fracaso, el primer día ya me dejó en
el pueblo, y conocí a su sobrino de puro aburrimiento, y cuando me contó que
cada vez que venía a Valencia se lo llevaba a follar a un hotelazo me tiré a
saco, en dos horas lo tenía en cuclillas sobre mí, una habilidad inusitada,
para estar en Cazorla, lo hice sin pensar, y me encantó, ya estaba todo roto,
los días siguientes grises, muchas cartas, un polvo desolado, ningún reproche.
Sigo cantando "si em dius adeu no demanes un camí planet..." mientras
pasan los olivos, el orgullo y las gasolineras.
Llegamos a Valencia, ahí
vivimos, en un ático, en Cirilo Amorós, todo el suelo de corcho, no se oyen los
pasos, en verano hierve, una cocina estricta, y un espacio inmenso, el
salón-dormitorio-comedor-terraza-baño, todo en un solo plano, sin paredes ni
paramentos verticales, solo una cristalera enorme para cerrar al
exterior, los objetos definen los usos de cada rincón, y forman una
colección personalísima de la que no he logrado hacerme cómplice,
sentirme a gusto del todo en ningún lado, cada cosa ya tenía su sitio mucho antes
de que yo llegara, la silla de Mariscal y el sillón de
Tusquets, la cama tiene eco , en la terraza hay unas conchas gigantes,
como las del nacimiento de Venus, de piedra, y detrás de la barandilla Valencia
me saca la lengua.
La historia se había roto,
era evidente, la cama se me antojaba ya ajena, pero no quería sufrir la verbena
de los reproches, buscaba una salida lo suficientemente teatral para asumirla
en mi memoria y al mismo tiempo lo menos cruenta posible, y entonces, un gesto
inesperado, desde su mando a distancia pone un video porno, y como no podía ser
de otra manera cuando lo miro veo a un fornido muchacho en cuclillas sobre otro
no menos fornido, al que le hacía lo mismito que me hacía su sobrino, que dada
la soltura y el virtuosismo con que se manejaba la criatura , debía de ser lo
mismo que le hacía a él.
Así que no me corté, no
pude, salió de mi boca alto y claro - Ese folla igual que Emilito
Me ve recoger el equipaje,
le oigo decir allá a lo lejos algo sobre si estamos locos, que si nos pillan en
el pueblo, la familia, será el corcho, o que qué más me da, dejo de oírlo, cojo
el ascensor, de esos que tienen una banquetita y todo, lo que más me
gustaba de la casa, el ascensor y las conchas de piedra, salgo a la calle,
respiro hondo. No ha sido tan difícil darle al interruptor, esta vez no ha
dolido tanto, el paladar sabe a hoja de lata, seguramente así sabe el vértigo
de volver a saberse solo, así que recurro a mi amiga hada, mi hermana les llama
mariliendres pero yo les llamo amigas hada, en mi vida hay muchas, una en cada
puerto cuanto menos, y la de Valencia, entonces, se llamaba Paca.
- Pacaaaaaaaaaaaa me das
asilo político, me acabo de divorciar
- Vine cap aquí
Reestrenarse de soltero a
los veintipocos en aquella ciudad era un chollo, Emperador, Balkiss ,
Casablanca , la zona de Cánovas, me puse a trabajar ahí en pleno pijerío, en la
misma plaza casi, un sitio divertido y elegante, Spinello, con un encargado así
una mezcla entre Pierce Brosnan y Paco Cecilio, Paco se llamaba, tenía una voz
bronca, como de artista de la radio, y una risa profesional y sonora que
derrochaba, desde el primer día me asumió como suyo, que dejes a tu amiga que
tengo una casa divina en la calle Cuba, era guapo Paco, tan bien peinado y tan
simpático, y tan bien educado, y al cerrar, allá donde me lleva no hay portero
que no le adore, entramos en todos sitios y siempre va a por las copas.
- Pacaaaaaaaaaaaaa que me
he llevado mis cosas, que me acabo de enamorar
- Tú si te fa falta em crides.
Súbete los seis pisos con
las maletas, que este también es el último piso, pero no tiene terraza a la calle,
Paco muy ceremonioso y muy amable, estas son tus llaves y esta es tu
habitación, una cama de níquel con una colcha muy bonita de pueblo, un armario
y una ventana, y un mar de tejados.
Lo de mi habitación iba en
serio, yo a mi cama y Paco a la suya, al principio me hace gracia eso de
aplazar lo inevitable, salimos juntos, vamos a todas partes, me presenta a todo
el mundo, hasta que amanece, y todos los días seis pisos para arriba por la
escalera tan antipática, y después de la remontada, él a su cama y yo a
la mía , llega un momento que es raro, deja de hacerme gracia, Paco no responde
a mis señales, me pongo a tiro en varias ocasiones y no acusa recibo, hasta que
la cosa es ya como insana, a ojos de todo el mundo una pareja estupenda y luego
a la vuelta después de seis pisos a dieta absoluta.
Comienzo a salir solo de
vez en cuando, La Guerra, Bus Stop… ningún problema, Paco, como siempre, tan
correcto, tan educado, y tan guapo , hasta que una noche naturalmente no llego
a dormir, y Paco se transforma en una bicha de siete cabezas, que si soy un
desconsiderado, que si juego con los sentimientos de los demás, que si patatín
que si patatán, me quedo un poco aturdido por el impacto, entonces no va de
hermana, será que es impotente o algo si no no se explica.
Paso a la acción directa,
le asalto la cama, se lo toma como a un juego de pelea, forcejeamos un poco, le
meto mano, sin observar ninguna muestra de entusiasmo, sigue jugando, como un
crío, nada erótico, y ladra, se pone a ladrar, así sin venir a cuento, supongo
que sin ningún motivo, ladra como un mastín o un perro de esos que intentan
contener un rebaño, y entonces otra vez el interruptor, inevitable, definitivo.
- Eres el perro del
hortelano
El interruptor, de un
instante al otro hay un casi nada que abre un abismo.
- Pacaaaaaaaaaaaa me das
asilo político, me acabo de divorciar
- Vine cap aquí, ja ho sabia jo, que no duraria molt.
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