lunes, 3 de noviembre de 2014

XLVI - Madonna o El trono y el tronío


Material Girl

Some boys kiss me, some boys hug me I think they're O.K. If they don't give me proper credit I just walk away
They can beg and they can plead but they can't see the light, that's right 'Cause the boy with the cold hard cash is always Mister Right, 'cause we are
Living in a material world and I am a material girl you know that we are living in a material world and I am a material girl
Some boys romance, some boys slow dance that’s all right with me If they can't raise my interest then I Have to let them be
Some boys try and some boys lie but I don't let them play only boys who save their pennies make my rainy day, 'cause they are
Living in a material world and I am a material girl you know that we are living in a material world and I am a material girl
Living in a material world [material] Living in a material world Living in a material world [material] Living in a material world
Boys may come and boys may go and that's all right you see Experience has made me rich and now they're after me, 'cause everybody's
Living in a material world and I am a material girl you know that we are living in a material world and I am a material girl
A material, a material, a material, a material world
Living in a material world [material] Living in a material world Living in a material world [material] Living in a material world

Chica Materialista

Algunos chicos me besan, otros me abrazan Creo que está bien Si no me dan buen rollo Simplemente me largo
Pueden rogar y pueden suplicar Pero no pueden ver la luz, eso es Porque el chico con dinero en metálico Es siempre el marido perfecto, porque
Vivimos en un mundo material Y soy una chica material Sabes que estamos viviendo en un mundo material Y soy una chica material
Algunos son sentimentales y otros bailan despacio Me va bien Si no pueden hacer crecer mi interés, entonces Les tengo que dejar en paz
Algunos chicos lo intentan y otros mienten, pero No les dejo jugar Sólo los chicos que se guardan su dinero Me hacen realmente feliz, porque
Vivimos en un mundo material Y soy una chica material Sabes que estamos viviendo en un mundo material Y soy una chica material
Vivimos en un mundo material [material] Vivimos en un mundo material Vivimos en un mundo material [material] Vivimos en un mundo material
Los chicos pueden venir y pueden ir Y está bien, sabes La experiencia me ha hecho rica Y ahora van detrás de mi, porque todos Vivimos en un mundo material Y soy una chica material Sabes que estamos viviendo en un mundo material Y soy una chica material

Material, material, material, un mundo material Vivimos en un mundo material [material] Vivimos en un mundo material Vivimos en un mundo material [material] Vivimos en un mundo material.


Sevilla,  anfitriona de postín cuajadita de joyas, la luz regalándose descarada, rebotando desde sus aceras imposibles, los camareros funambulistas de la impertinencia, la cerveza bien tirada y Madonna, buena perspectiva.

A veces las cosas ocurren por sí solas, uno está tan tranquilo en Madrid, diciéndole adiós a las mini vacaciones, con una pereza larga un poco perruna, miro desde el balcón como Atocha vomita gente después de la resaca del verano, un enjambre de coches tronando, el mar, mi mar tan lejos y tan reciente, suena el timbre, mi vecina, la de arriba, una abogada de mi quinta que también es artista, que vaya disgusto que tengo, las entradas sacadas desde ni se por si no quedan ,y precisamente el martes una reunión que llevo esperando un año, ya ves, mira que bonitas, con un dibujito metálico y todo, porque yo soy muy de Madonna aunque me veas tan morena, me encanta, tiene el punto putón perfecto pero es una señora, si yo supiera de alguien que quisiera ir le doy las entradas, que los billetes del AVE ahora voy y los devuelvo, pero las entradas, oye que lástima, no se puede.

Es como cuando cantas bingo, no me lo pienso, nena yo te compro los billetes del tren y me quedo las entradas y me voy a ver a Madonna, que Madrid me supura, ayer cayó una granizada que me aniquiló las macetas y tanto cadáver me da grima -¿lo dices en serio? - En serio nena, que me voy a ver a Madonna, y así fue, que ni más a punto, busco un hotel de los que a mí me gustan al ladito de la casa de Pilatos, le monto a Carles en el carro y en un pis pas está todo resuelto.

El lunes por la mañana tempranito al tren, en preferente, que mi vecina es de postín, y ya me pagarás los billetes, que no tengo prisa, la primera en la frente, buena señal, me toca el jodido asiento que tiene la mesa fija y no me caben las piernas, el aire acondicionado un poquito espartano, menos mal que me he puesto una chaquetilla, de esas de dos rayas en la manga, por aquello de ir metiéndome en el papel, una película espantosa de una estrella que se cae del cielo y resulta que es una rubia con un aire a la Igartiburu, la Pfeifer de bruja mala, y que si la toallita caliente, que si la naranjada de frenadol, que si la bandeja, y un caramelo más tarde en Santa Justa.

Hay ciudades que la primera vez impresionan, como Toledo o Santiago, hay otras, como Sevilla en las que cada vez, al encontrármelas de frente, tengo un instante de perplejidad, se me antojan inabarcables de tan bonitas, de tan complejas.

El hotel tal y como lo vi en internet, un patio con solera, bordado de geranios y de claveles, ¿cómo habrán conseguido evitar el gusanajo ese asqueroso que se los come aquí en Madrid?, la habitación con un saloncito y todo, y un balcón, lo abro y dos águilas coronadas de piedra, reventando de luz, me saludan desde la fachada de enfrente.

Una ducha y a la calle a hacer equilibrios por esas aceras en las que has de caminar chapí chapó porque no caben los dos pies de una sentada, los coches y las motos y las furgonetas y los autobuses como si nada. Voy reconociendo rincones, Boteros, la Plaza de la Alfalfa, escaparates con alharacas de flamenca y mantones de Manila made in Taiwan a precio de camiseta, otros de seda bordados a mano con precios imposibles y días de trabajo, mares de trajes de flamenca fusión con apuntes orientales y hasta del oeste, batas de cola, abanicos, y cervecita, tinto de verano y tapas, montañas de tapas, que son como la nouvelle cuisine pero a dos euros, o a dos cuarenta, las terrazas en esta fecha son habitables, puedes sentarte tranquilamente sin correr peligro de morir abrasado, una vez apagada la sed con tres o cuatro tintos de verano de blanca y una vez desterrado el regusto del maldito calabacín braseado del tren, que me había dejado un rastro de petróleo molestísimo en la boca, con unas croquetitas de ibérico, un chupito de ajoblanco y unas cortaditas de mojama ya tomo posesión de la situación más sosegado, Sierpes, la Catedral, en un rincón de la Judería un guitarrista magnífico, y la luz blanca blanquísima que lo ilumina todo con una generosidad muy cercana a la maravilla.

Vamos caminando sin rumbo fijo entre naranjos, inciensos y mierda de caballo, una combinación perfecta que me lleva del paraíso al cielo y del cielo al campo.
Sevilla ha decidido no quedarse obsoleta y de vez en cuando se salpica de edificios del siglo XXII, por lo menos, unos más afortunados que otros, aquellos más singulares, estos más cenicientos, pero entre todos consiguen   dar el mensaje, esta ciudad está viva, es mucho más que un museo.


Así a primera vista es como si Madonna hubiera nacido enfrentito justo de la Encarnación, toda la ciudad está pendiente, miles de detalles la anuncian y la arropan, y es fácil distinguir de los turistas a los que han venido al concierto, nunca había visto a Sevilla tan Chueca, parejas de chicos de la mano, grupitos de rapados camisetas tres tallas menos, y bermudas grandotas y chanclas, es como si se hubieran puesto de acuerdo, Carles y yo tenemos un ramalazo de estar fuera de tiesto con nuestras camisas y nuestros vaqueros.

Un guía de Lora del Río, habla de unas tapias con un alemán perfecto, una japonesa y dos gitanas se arrancan por bulerías, mientras dos negrazos descomunales se comen un helado gigantesco, me río yo de la expo.

Por la noche estamos agotados y caemos en la cama como dos fardos, las águilas coronadas nos miran como haciéndose cargo.

El día del concierto, despejado, unas tostadas con tomate y un buen café, vamos un poco de tiendas, en todas venden cinturones trenzados, de todos los modelos y con todos los materiales, trencitas y trenzotas, pero absolutamente todos con el mismo trabajo, al salir a la calle nos fijamos, los sevillanos se distinguen del resto, sin lugar a dudas, porque todas sus cinturas se adornan con un cinturón trenzado, eso nos facilita la cosa, si queremos preguntar basta con fijarse en esa prenda, si la lleva, a ese, que seguro que sabe por dónde se va a donde vamos, quedamos con MartaCorcho esa artista gráfica tan magnifica, no me extraña que su galería se titule "retazos de glamour" porque ella es glamour en estado puro, altísima, guapísima, con unos ojos enormes y un encanto que nos cautivan desde el primer momento, nos llevan a comer a un sitio ideal, carrilleras, boquerones, salmorejo, una delicia, luego un café en la calle Amor de Dios, Carles se atreve con una tarta de chocolate, yo hace años que no me permito esos desafueros, gracias Marta eres un cielo, y después de un ratito de stand by, al concierto.

La verdad es que a un servidor las multitudes así tan enormes le sacan un poco de sus casillas, así que iba un tanto prevenido, dos horas y media antes, un taxi, lo cierto  es que la entrada fue bastante racional, nada de agobios, eso sí, una hora antes la cerveza se había agotado, tres lederonas al cero con prismáticos de última generación delante y una chica cantando de telonera, algo me suena, pero soy un despistado y ni siquiera sé cómo se llama, tampoco se oye muy bien, dos M enormes de strass flanquean el escenario, la gente va llegando a oleadas, no se llena del todo pero casi, pensaba que habría menos gente dada la premura con que los reventas nos abordaron al bajar del taxi, ahora suena un dj, la gente corea el Sevilla del Bosé, muchos llevan camisetas de Madonna y hasta pelucas rubias y marabúes, una prueba de luces, y con apenas diez minutos de demora ella, a lo bestia, en plan dominatrix en un trono, hay que ser muy rubia y tener mucho coraje para salir entronizada en esta ciudad precisamente, desde el primer momento el espectáculo perfecto, cronometradísimo, ni un desliz, cuatro tiempos, cuatro mis en scene, apabulla con un Rolls, salta a la comba, juega a la niña mala, luego pega un giro y en un montaje de video art impresionante, a mí es lo que más me gustó, se suceden mensajes de ecumenismo y pazyamor, casi políticos, desde Obama a Santa Teresa de Calcuta, también los malos McCain, Bin Laden y el hambre, el ritmo, medidísimo, va in crescendo, otro twist y de repente una juerga gitana, rumana que no de Triana, con su violín, su zapateado, su bailaora y un mar de manos, perfecta, redonda, pregunta un tanto sorprendida si gusta o no gusta, debía ella de pensar, tan americana, que en Sevilla ese detalle iba a arrasar, pero la verdad es que íbamos a lo que íbamos, al Islabonita y al LikeaVirgin, de todas formas da lo mismo, la gente entregada, dos cilindros enormes de imágenes vertiginosas se transforman lo mismo en un castillo de fuegos artificiales que en una bola de fuego, ella lo borda, se sabe el papel al dedillo, unos momentos más íntimos, sola con una guitarra y a continuación la apoteosis, la gente delira.


Perfecto, irreprochable, como no sea por algún playback que creí entreoír, pero la verdad, yo creía que me iba a desbordar, que me haría exclamar y gritar y me quedé en el aplauso, una maravilla, una profesional perfecta, atletiquísima, con una melena sorprendente y unos músculos de kriptonita, pero eché de menos ese puntito macarra y transgresor que fueron los que la metieron en mi mochila para siempre, me fui satisfecho, se lo agradezco, pero me conmovió más la fe del público que su esfuerzo.

Mientras le pedían un bis y la luna se colaba por el agujero inmenso del techo, previendo la catástrofe de la salida nos fuimos yendo, mientras soñaba con la cruz ardiendo y los sirenos de otros tiempos.

Un caos, un absoluto desastre la salida, cientos de vallas colocadas inútilmente, un servicio de seguridad sin autoridad y diez taxis, exactamente diez taxis para cincuenta mil personas, cuando nos quisimos dar cuenta, que aunque estábamos al principio de la cola, ya se habían ido los diez y no iban a venir más, ya era tarde para la cola de los autobuses, llegaba hasta Katmandú, así que pertrechados de modelazo y zapatos de brillabrilla negros, excursión nocturna en hipermanada hasta el centro, tres cuartitos de hora no nos los quitó nadie, pero vaya, un poco de humor y un poco de paciencia y, tampoco fue tan grave, pero desde luego si a las autoridades les interesa promocionar este espacio para incluirlo en el circuito de macro conciertos deberían resolver este punto.

Sevilla pasada la medianoche como es natural era una fiesta, la alameda plagaíta de hombros bronceados y camisetas, llegamos a Ítaca que es la disco petarda mas estupenda, gran parada de las "más Madonna" y dos streapper, abarrotada, algunas caras me suenan, incluso he de dar varias veces dos besos, que si como iba a faltar, que si que divina, que si sí, que si no, las transfor un cuadro, una de gran tonelaje se hace llamar la Madonna de McDonalds, tiene gracia, se ríe de sí misma con un desparpajo muy sano, es la que más me divierte, las otras, en fin me ahorro el comentario porque el esfuerzo me da mucho respeto y mejor no comentarlo, los streappers, pues eso con buenos cuerpos rasurados y un gran... talento. Uno va de indio, el del talento más grande, y el otro de piloto de líneas americanas de Menkes, unos vodkas, unas risas, unas miradas, y con la placidez y la confianza que nos conceden tantos años, aquí mi costilla y yo nos concedemos un moscoso, me interno en la jungla de pestañas, me gustaba más la otra Ítaca, era más cutre pero más canalla, y después de varios intentos que se difuminan me tropiezo con una mirada picante delante de un rubio de cuerpo serrano, una cosa rápida y deportiva, pero satisfactoria, un cigarrito y una copa, - ¿eres de Sevilla? - sí, de aquí al laíto vivo en enfrente de la Cartuja, - ¿y cómo es que no llevas un cinturón de trenzas? - porque lo lleva todo el mundo, unas risas, - será por eso que te he visto, - no, te he visto yo, que ibas mu tieso,  - ¿y que has visto tú? pues eso, que no llevas chanclas, que llevas unas zapatillas negras de lentejuelas, - son de Zara, - Pues serán de Zara pero las llevas mu bien puestas. Más risas.



Ya cierran y recupero a Carlos, - te estaba buscando  ¿qué tal el rubio? - Anda, que me has visto, muy bien, un encanto, y tú. - Yo también muy bien y mira, lleva puesto un cinturón verde y beige, claro, de trenzas. Más risas. Es que le tengo que querer.
Regresamos a Madrid felices, este viaje ha sido amable, enriquecedor y sobre todo nos ha rejuvenecido una barbaridad, mis pies no sé si opinarán lo mismo pero por lo demás, vaya, que me quiten lo bailao, nunca mejor dicho, además hemos aprendido la diferencia esencial entre un trono y el tronío, y es que Sevilla es mucho Sevilla.




- Oye, que bajes que te dé lo que te debo (le he traído una camiseta de tirantes preciosa que en purpu color rosa chicle pone Siticky and Sweet)  - a ver... son X de los billetes, Y de las entradas pues serán X+Y- me quedo perplejo, le pago sin rechistar, pero eso sí la camiseta me la quedo, seguro que con el cinturón de trenza da mucho juego, y mejor no le cuento a este nada de momento, que hay que ver, siempre me sale la torta un pan. Va y resulta que tenía a la material girl arriba y yo sin enterarme, en fin, otra más.


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