viernes, 31 de octubre de 2014

X - Circe o finalmente ho conosciuto Mina


Étienne, Étienne
Oh ! Tiens-le bien
Baisers salés salis
Tombés le long du lit de l'inédit
Il aime à la folie
Au ralenti je soulève les interdits
Oh !
Étienne, Étienne
Oh ! tiens-le bien
Affolé affolant
Il glisse comme un gant
Pas de limite au goût de l'after beat
Reste allongé je vais te rallumer
Aïe
Étienne.
Étienne, Étienne, Étienne
Oh ! tiens-le bien
Alléché, mal léché
Accolés tout collés
Très alanguie, je me sens étourdie
Toute alourdie, mais
Un très grand appétit
Oh !
Étienne, Étienne, Étienne
Oh ! tiens-le bien
Délassé, délaissé, enlacé, élancé
Si je te mords et encore et encore
Quand dans le dos
Je souffle le mot :
Oh ! Étienne.

Guesh Patti - Étienne



El más divertido de uno de los muchos trabajos de los que he hecho en mi vida fue montar la Mansión del Terror en Mallorca. Como todo lo extraordinario que me ocurre fue casi por casualidad y, por supuesto, estaba fuera de mis planes. Iba paseando un día por Joan Miró, que es la calle donde entonces estaba concentrada toda la marcha de Palma, cuando al pasar por un solar por el que había pasado mil veces me fijé en una casa abandonada que había entre ningún sitio y ningún sitio, estaba yo en un momento un tanto crítico, había roto con mi pareja y con mi trabajo en un arrebato de dignidad y me dedicaba a montar algún bar o preparar alguna fiesta pero más bien iba, si se me permite la referencia almodovariana, como vaca sin cencerro; la idea me vino como una revelación, siempre he tenido una reverencia especial por los vampiros, un poco por esa estética tan “charmante” y otro poco por mi fisonomía, que hace decir a más de uno y más de una que tengo cierto aire de vampiro. Como aprendí que un negocio debe cubrir un hueco lo más vacío posible cuando vi la casa la imaginé como una Mansión del Terror, el sitio era perfecto, entre dos solares vacíos, el aspecto que ni pintado, mucho más tétrico que la imagen que he encontrado, y Mallorca era ideal para este tipo de cosas, seguro que todas las excursiones de jovencitos y jovencitas, y muchos no tan tiernos ya, que venían a la isla a pasar unos días la encontrarían divertida. Así que llamé a uno de mis jefes, al más arriesgado, lo cité en la casa y le conté el proyecto, le pareció viable y nos pusimos manos a la obra, investigamos, telefoneamos, buscamos y nos encontramos que era nada menos que la casa de los Condes de Montenegro, que estaba deshabitada un montón de años y que nos la arrendaban por dos temporadas e incluso tres. Hicimos nuestros cálculos, trabajamos en el proyecto y nos pusimos manos a la obra, total, lo mejor era tocarla lo menos posible, cuanto más cochambrosa más terror, hicimos un viaje a Barcelona para cotillear un poco como estaba montada la de allí y recabar un poco de información y terminamos haciendo un viaje a Londres, que debe ser el paraíso del terror, allí encontramos máscaras, dioramas, efectos, bolas de plasma y todo y más de lo que nos hacía falta.

La Mansión fue creciendo, consistía en un circuito con diferentes sustos, nada demasiado extraordinario, uno de Drácula, otro de la niña del exorcista, otro de Hannibal Lecter... Y el bar, en lo que había sido la cocina montamos un bar, con toda la imaginería: candelabros, espejos empolvados cubiertos de telas de araña, retratos inquietantes, frascos con contenidos repugnantes entre las botellas... Y lo mejor de todo, una pared transparente por la que se podía ver a los visitantes del circuito huir despavoridos de un ejército de zombis en el cementerio que habíamos recreado.

El bar era mi parte en el negocio, mi jefe en vez de ofrecerme un sueldo me ofreció el bar, los beneficios del mismo eran para mí, siempre y cuando no utilizara más proveedor que él, por lo tanto puse especial cuidado en ese espacio, estaba perfilado hasta el más mínimo detalle, pero me faltaba lo más importante, necesitaba una vampira para la barra. Estuve haciendo entrevistas dos semanas y no encontraba lo que buscaba, todas las aspirantes eran demasiado neumáticas, yo quería una belleza más clásica y elegante. Cuando ya empezaba a desesperar vinieron a decirme que ya la habían encontrado, que la vampira con la que soñaba existía y que además de dar el personaje sabía poner copas. No podía creerlo.

Y apareció Circe.

Superaba cualquier sueño, era una mezcla entre Elvira y Uma Thurman: un cuerpo perfecto, sin demasiadas rotundidades, una espléndida melena negra en el más puro estilo glam-siniestro, pálida como debía de ser una princesa de las tinieblas y con una mirada absolutamente inescrutable, me quedé tan impresionado a primera vista que lo primero que le dije fue: - ¿Te vas a quedar verdad?
y asombrosamente me contestó: - Pues claro.

Desde el primer momento nos entendimos a las mil maravillas, me ayudó muchísimo en todo lo que faltaba, era una persona sorprendente: habiendo nacido en Madrid hablaba el Mallorquín como una nativa y cinco idiomas más, estaba estudiando románicas y por las noches ponía copas; nos hicimos unos disfraces impresionantes para estar a la altura del evento e inauguramos la Mansión. Desde el principio fue un boom.

Para ese día me fabriqué el traje del Drácula de Coppola, ese quimono dorado que está inspirado en Klimt, y para ella un maravilloso deshabillé de seda negra que la hacía aparecer todavía más guapa. La verdad es que yo pensaba ir ese día con el personaje y luego dedicarme sólo a dirigir el cotarro y como mucho poner música de vez en cuando, pero Circe me atrapó. Comencé a tomarme como una obligación ir todos los días de vampiro a oír sus historias, porque, además, era una narradora exquisita, me contaba que la primigenia Circe era hija del Sol y de una ninfa del océano, que no le extrañaba en absoluto que convirtiera a los hombres en animales porque su experiencia le confirmaba que lo eran, que le parecía fascinante que los lobos y los leones y las fieras en que los convertía conservasen conciencia de su humanidad, me contó que era una hechicera que dominaba el arte de las hierbas y que con sus pócimas hizo un pastel de queso y miel y convirtió a los compañeros de Ulises en cerdos, y que Ulises ayudado por Hermes
consiguió una hierba para neutralizar el efecto de la pócima y no pudo menos que enamorarse de él perdidamente, tanto que le permitió seguir su camino después de un año en pos de su inquebrantable Penélope, que la mayor muestra de amor era permitir al objeto del mismo seguir el camino de su felicidad pese a perderle con ello.

Pasaban los días y charlábamos y hablábamos de lo divino y de lo humano, llegamos a hacernos íntimos. El bar con el tiempo se había convertido en algo surrealista, mis amigos, los suyos, mis novios, los suyos, los turistas mirando a través de la pared trucada, los gay de la zona atraídos por mis actores que eran el equipo de remo local al completo, en fin, daba cualquier cosa menos miedo nuestro bar, pero, sin poder explicarlo de una forma racional, no dejamos un solo día de colocarnos nuestros trajes de vampiro, hasta tal punto, que los viernes que era el día más estresante, venía de estar todo el día en la facultad y teníamos por la tarde grupos de niños de viaje de estudios y por la noche el público habitual. Circe llegaba hecha unos zorros, entonces se metía en un ataúd que había al lado de la música como haciéndose la muerta y se quedaba plácidamente dormida. Todos los que la veían decían lo mismo - que guapa está la muerta.

Así en un pis pas pasaron las dos temporadas y mi jefe llegó una tarde a contarnos que se acabó lo que se daba, que había intentado prorrogar el contrato pero que nastis, y entonces decidimos celebrarlo. Quedamos que al día siguiente, no nos pondríamos el traje de vampiro y saldríamos a tomar unas copas.


Hizo trampa, es cierto que no iba maquillada como todos los días, sólo un poco de sombra y mucha máscara de pestañas, pero llevaba un vestido negro que habría hecho enrojecer de envidia a la mismísima Morticia Adams, estaba impresionante, con unas medias con serpientes bordadas en la costura y una araña de strass en el escote, llevaba un paquete en la mano.

- Has hecho trampa.
- Yo, ¿por qué?
- Porque vas de vampiresa.
- ¿de vampiresa? qué más quisiera yo, si acaso de Mina.
- Bueno, estás preciosa Circe, eres un bellezón.
- Usted tampoco está mal, conde.
- ¿Dónde quieres que vayamos?
- Luego, ahora he traído una sorpresa.
- ¿Y eso?
- Un pastel de queso.
- Vaya, me encanta, abriré una botella de champán.

El pastel no era una maravilla, pero me supo a gloria, brindamos, seguimos brindando y nos pusimos un poco chispas.
Acabamos en un bar terrible, una especie de after gay donde iban los que aún no habían claudicado, era la única mujer del local, brillaba como una estrella en la boca de un lobo, en un momento dado, en medio de la ya borrachera cogió una rosa roja que había en un ramo sobre la barra y se la metió en la boca, de un bocado le arrancó todos los pétalos y, como una ofrenda de sangre, con su boca, los depositó en la mía, yo le devolví el gesto, y ante el asombro de la concurrencia nos fundimos en un beso.

Llegamos a su casa apenas conscientes, en un estado que no permitía mayores pasiones, nos desmayamos directamente sobre su cama de chica de colores. Cuando me despierto mi erección es inevitable, la veo, y una especie de urgencia me hace abalanzarme sobre ella y penetrarla sin ningún miramiento, un polvo egoísta y me echo a un lado, ella me mira, sonríe y me dice:

- Ale, fes un rotet, fill meu

Que en mallorquín es como, hala haz un eructito hijo mío, lo que se les dice a los bebés después de mamar.

Reímos como niños.
Más tarde, ya en la comida, me dice: oye, lo he pensado mucho, y me da igual que seas gay Lou, a mí me apetece seguir esta historia, no me importa.

- Mira Circe, cariño, esto es precioso, pero no es posible, te llevo diez a
ños, me gustan los tíos y me pareces estupenda, te mereces un novio increíble, no puedo ser yo, lo pasarías mal, lo sé, a mí me encantas, te quiero un montón, pero precisamente por eso, esto, de aquí no pasa; soy un inconsciente, no tenía que haber llegado ni a aquí pero ¿no será que eres bruja? me diste un pastel de queso.
- Vaya birria de bruja, en vez de transformarte en cerdo voy y te transformo en Circe.

Volvemos a reír.
Sigue siendo una de las personas con las que más me río, y tiene un novio estupendo.


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